Bienvenidas, nuevas mamás
Tengo tres amigas que este año van a ser mamás (o lo acaban de ser). Dos de ellas se estrenan en esto de la maternidad y la otra, repite.
Y sobre todo en las dos primeras, me sorprende lo diferente de sus miedos, de sus dudas, de sus búsquedas de información, de su necesidad de consejos... Me sorprende porque son la noche y el día y, aunque no se conocen entre ellas, veo algo común en ambas: repiten a pies juntillas los dichos, recomendaciones y creencias populares que les transmiten sus madres, tías, abuelas o vecinas. Lo dan por sentado.
Una de ellas, la que ya se ha estrenado como mami, se sorprendía en el hospital de que su hijo recién nacido estuviera más a gusto en sus brazos que tumbado en la cunita. "¡Qué jodío es, sólo quiere brazos!". Días más tarde, hablando con ella por teléfono, me regaló un "seguro que me estoy quedando sin leche porque en esta semana el enano no ha cogido peso".
Hoy, dos meses después de estrenarse en la maternidad, y empeñada en que su bebé tenía que comer más "porque llora mucho por las noches", presume de poder pasar del tirón la madrugada, algo que por ejemplo yo, sólo pude rozar con la punta de los dedos pasado casi un año y medio del nacimiento de nuestra peque.
La otra dice que prefiere no teñirse el pelo, no comer espárragos por si al bebé le sabe mal, me dice que cuando llegue el momento procurará establecer horas precisas para las comidas "no vaya a ser que se malacostumbre desde el principio".
Y mientras, yo no puedo hacer más que echarme las manos a cabeza porque sé que tienen en su cabeza argumentos que desterré desde el minuto 1. A la vez, me sorprendo de estar escribiendo esto porque es una manera de criticar su forma de criar a sus bebés, cuando sé perfectamente que cada madre es de una manera y lo que le vale a una para sus hijos es lo que le vale porque para eso es la madre.
En mi interior, respeto todas las formas de crianza y muchas veces me debato entre soltarles a modo de consejo cómo lo hacía yo con mi bebé cuando me vi en situaciones como las suyas, o callarme porque todavía hoy sé cómo me siento yo cuando me los dan a mí.
Curioso esto de la maternidad.
Lo importante, mamis del mundo, es procurar que nuestros retoños sean felices. Y es a esto a lo que debemos llegar por un camino...o por otro. Al fin y al cabo, lo haremos por el que nos dé la gana, ¡qué leñe!
Yo siempre digo: a mí esto me funciono o no con Nicolás , pero cada niño es un mundo.
ResponderEliminarUn placer seguir leyéndote. Un beso
Cada niño es un mundo...y cada mami, porque cada una tenemos una manera diferente de afrontar lloros, pataletas, juegos, comidas y cualquiera de las necesidades de nuestros pequeños!
EliminarUn placer saber que sigues pasándote por aquí. Besitos.