Destete tras una lactancia "prolongada"

Nunca me cansaré de decir que una de las cosas más importantes de mi infancia fue la llegada de mi hermanito. Me crié junto a mis cinco primos y me extrañaba tanto eso de que ellos fueran hermanos, que me pasé tres navidades pidiendo a los Reyes Magos que me trajeran uno a mí.
Cinco años y medio nos llevamos, pero sólo es una pequeña distancia en el tiempo que evidentemente ahora no se nota ya tanto... Fue, sin duda, un regalazo que mis padres me ofrecieron porque a día de hoy creo que un hermano es un regalo para toda la vida.
Por eso, nunca quise tener una hija única y por eso este año hemos aumentado la familia.
La llegada de la nueva bebé ha sido tranquila y lejos de lo que me imaginaba respecto a los celos de la hermana mayor, ha sido también muy pacífica. No obstante, tenemos algún que otro momento de crisis (rabietas y pataletas para llamar la atención) y de retroceso (quiere que le demos la comida también a ella o que la desvistamos...).
Entre ellas...genial. No podía haber sido mejor y confío en que ese amor que la mayor muestra con la pequeñita: al mirarla, al acariciarle la manita, al regañar a todo aquél que ose tocarle la cabeza o desobedezca las advertencias de mami..., se mantenga mucho tiempo y perdure para siempre.
Ella me pregunta mucho que por qué quise tener otra hija... verlas juntas, responde a todo.
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