Destete tras una lactancia "prolongada"

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¿Qué es una lactancia prolongada? Prolongar significa alargar... y partiendo de esa base, la nuestra está siendo una lactancia prolongada, que hemos alargado más allá de los 24 meses, los dos años, los terribles dos años. Y es que somos muy obedientes y nos tomamos muy en serio las recomendaciones tanto de la AEPED (Asociación Española de Pediatría) y de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Esta primera, afirma que, si bien "prolongar significa hacer que algo dure más tiempo de lo normal o establecido, el empleo de este término puede hacer pensar que la lactancia en niños mayores de un año se considera como algo que está 'más allá de las recomendaciones', cuando en realidad es un objetivo en salud materno-infantil. En España y en mi círculo más próximo, dar el pecho más allá de los seis primeros meses ya es toda una proeza. No conozco muchas mamás que hayan decidido hacerlo. Las más, quizá llegan a los seis o incluso a los siete, pero hacerlo hasta los nueve

Cosas que olvidarás (olvidaremos) de cuando eras bebé

Pasan los meses a la velocidad del rayo. Tan lentos las últimas semanas cuando te esperábamos y tan veloces estos primeros a tu lado... Qué le vamos a hacer, dicen que es ley de vida y que a medida que crecéis, mayor es la sensación de que el tiempo pasa volando.

En nada, te plantas en tu primer cumpleaños como si nada y ya casi habremos olvidado tus gorgoritos de las primeras noches en casa. Esos ruiditos extraños que nunca supimos bien si se debían a tu rinitis de nacimiento o a que todos los bebés en sus primeros días de vida es normal que hagan.

Tu olor al nacer, el que se quedó contigo los primeros días y el que grabé a fuego como un recuerdo precioso, también se diluirá entre esos otros olores a bebé que ayudan a potenciar las cremas hidratantes, la colonia y hasta las babas que sueltas.

No se me olvidará, sin embargo, lo que sentí cuando te pusieron encima de mí plagada de vérnix: calor. Estabas muy calentita y en mi cabeza sólo cabía que tenía que arroparte más, que no quería que te enfriaras. Tal vez, porque deseaba que ese calor formase parte de mí un poquitín más.

Que no se nos olvide recordarte algún día que al cumplir tu cuarto mes me preocupaba que aún no te hubieras reído a carcajadas y un día, paseando con el carrito, bajé varios escalones y escuché tu risa. Ya no dejaste de hacerlo.

Tus primeros balbuceos, el tatatataaatatatataaaa... (¿Se  puede considerar tu primera palabra?).
El cordón se te cayó al segundo día de estar en casa. Nuestro vínculo...o eso dicen. El caso es que éste lo viví yo sola, al contrario que el de tu hermana, que fue casi un acontecimiento familiar. Así a veces son las cosas.

Me asustó siempre tu tos, tus moquetes y hasta tus estornudos. Qué se le va a hacer. Si hubiera sido todo más fácil y más perfecto, tal vez no tendría tantos miedos.

Espero que no se me olvide esta sensación que llevo conmigo desde que prácticamente naciste y que decidí guardarme con fuerza: la de disfrutar cada segundo de esta bimaternidad, la de sentirme feliz y muy zen, porque todo visto con tranquilo se paladea mejor. Y en ello estamos.

Comentarios

  1. Ay sí...Hay tantísimas cosas que no hay que olvidar! Yo no me acuerdo del olor al nacer! 😱😞Pero sí del momentazo de tenerla encima...😍

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