Destete tras una lactancia "prolongada"
¿Qué es una lactancia prolongada? Prolongar significa alargar... y partiendo de esa base, la nuestra está siendo una lactancia prolongada, que hemos alargado más allá de los 24 meses, los dos años, los terribles dos años. Y es que somos muy obedientes y nos tomamos muy en serio las recomendaciones tanto de la AEPED (Asociación Española de Pediatría) y de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Esta primera, afirma que, si bien "prolongar significa hacer que algo dure más tiempo de lo normal o establecido, el empleo de este término puede hacer pensar que la lactancia en niños mayores de un año se considera como algo que está 'más allá de las recomendaciones', cuando en realidad es un objetivo en salud materno-infantil.
En España y en mi círculo más próximo, dar el pecho más allá de los seis primeros meses ya es toda una proeza. No conozco muchas mamás que hayan decidido hacerlo. Las más, quizá llegan a los seis o incluso a los siete, pero hacerlo hasta los nueve ya es digno de una valiente.
En nuestro caso (con la hermana mayor ya superamos la barrera de los 12 meses), hemos llegado a los 24 y diría que ya, cumplidos los 25 meses, de vez en cuando todavía hay ganas de un "chupitín" de vez en cuando. Porque siendo sinceras, a quien más le apetece es a ella, que esto del destete aún le viene algo grande y que aún no se ha planteado dejar nada de lo que hace. Pensando fríamente, es una pequeñaja de 25 meses, todavía no es consciente de que la teta no es suya, sino de mamá y es a mamá a la que le ronda desde hace unos meses la palabra destete, porque casi dos años sin dormir del tirón se le están haciendo algo pesados.
Nuestra lactancia es y está siendo prolongada. Pero es que nuestro destete también. Porque caí en el error de pensar que todos los niños son iguales y si con su hermana había sido tan sencillo no tenía por qué no serlo con ella. ERROR.
Probé a contarle el cuento de "La teta cansada", pero siendo realistas, la teta no está cansada. La que está cansada es mamá... así que como ella es más lista de lo que nos creemos, no llegó a entender que la teta pudiera pedirle dormir... ¡Si ni siquiera tiene boca!
Ponerme tiritas tampoco funcionó. Si hay pupa, le cantamos "sana, sana, culito de rana" y andando. ¿Por qué complicarnos más?
Así que, llegados a este punto, he probado con colorante alimentario, de varios colores y de repente, cada vez que llego de trabajar, encuentra que esa teta que está cansada pero que en realidad no lo está porque no puede hablar, esa teta que de repente tiene una tirita en cada lado pero que ni cantando "sana, sana, culito de rana", esa teta, esa misma, una día está roja como que al siguiente se ha convertido en verde o en azul (el amarillo aún no lo hemos probado). Y lejos de asustarse o enrabietarse, se sorprente, se tapa la boca, la abre y le chisporrotean los ojillos porque lo que está viendo es, cuanto menos, curioso.
Y así es que como, por lo menos por el día, estamos consiguiendo destetarnos. Estamos consiguiendo desprendernos de esa dependencia que hay días que estaba siendo casi enfermiza (lo que Carlos González alguna vez ha llamado "la traca final"). Estoy tratando de destetar. Porque, seamos sinceros, aquí, en esta pareja de dos, la única que parece tener ganas de hacerlo, soy yo.
Comentarios
Publicar un comentario